En la capital chilena se dieron a conocer ayer los resultados de una evaluación internacional de la Unesco sobre lectura, matemática y ciencias naturales a chicos de tercero y sexto grado, de 16 países de la región, y la Argentina quedó superada por Cuba, Uruguay, Costa Rica, Chile y México.
En contraste con una medición similar de 1998, cuando alcanzó el segundo puesto después de Cuba, nuestro país cayó ahora al sexto lugar en matemática, en el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (Serce), destinado a medir los aprendizajes de los estudiantes de América latina y el Caribe.
En lectura, la caída fue mayor: la Argentina fue séptima en tercer grado y ocupó el octavo puesto en las pruebas de sexto grado, siempre en una competición de 16 países. En el examen de ciencia salió cuarta, pero intervinieron nueve países, y sus resultados fueron más bajos que el promedio general. El desempeño argentino profundiza la tendencia negativa registrada en las mediciones internacionales de la calidad educativa. El año último, en las pruebas internacionales PISA, de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), la Argentina se había ubicado en los puestos 53° en lectura y comprensión de textos, 52° en matemática y 51° en ciencia, por debajo de Chile, Uruguay y México.
Los resultados de las pruebas de la Oficina Regional de Educación de la Unesco para América latina y el Caribe (Orealc) ratifican el liderazgo de Cuba en la carrera por la calidad de la enseñanza en la región. Le siguen Uruguay y Costa Rica, donde el sistema educativo tiene una organización centralizada por parte del Estado nacional, y Chile, donde por el contrario en las últimas décadas se intensificó el proceso de descentralización y, en muchos casos, la escuela depende del municipio. Si bien se advirtió que los resultados de esta prueba no son comparables en plenitud con mediciones anteriores, salta a la vista el retroceso de la Argentina. Entre los factores que influyen en el rendimiento de los alumnos, el informe de la Unesco rescata el peso que tiene la escuela, por encima de las condiciones socioeconómicas. "El clima escolar es la variable que mayor influencia ejerce sobre el rendimiento de los estudiantes. La generación de un ambiente de respeto, acogedor y positivo es esencial para promover el aprendizaje de los alumnos", señala el informe difundido por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación, el organismo de la Unesco que tomó las evaluaciones. En total se evaluó a 196.040 estudiantes, que representan a un universo de 21 millones de alumnos, de los 16 países participantes. En cada país, se evaluó a unos 5000 estudiantes por grado. A los 16 países se sumó en forma experimental, en las pruebas de sexto grado, el estado mexicano de Nuevo León, que superó a la Argentina en los tres exámenes de ese nivel de enseñanza.
Las pruebas
Las preguntas evaluaban no sólo los saberes aprendidos en el aula, sino también el uso y la aplicación que los estudiantes podían hacer de ellos. Los chicos rindieron los exámenes en seis cuadernillos diferentes, que insumían 60 minutos para los ejercicios de lectura y 45 minutos para escritura, y entre 60 y 70 minutos para matemática y ciencia, según los niveles. Había preguntas cerradas, con un enunciado y cuatro opciones de respuestas, y abiertas, en las cuales los alumnos debían resolver un problema y mostrar el procedimiento adecuado. Por ejemplo, en el examen de matemática de tercer grado se presentaba un gráfico con barras que mostraba la cantidad de libros vendidos en una librería en enero, febrero, marzo y abril. Los chicos debían descubrir en qué mes hubo mayor venta. El 75,6% dio la respuesta correcta. En cambio, en la prueba de ciencia de 6° grado se preguntaba, entre otros ejercicios, por qué los primeros astronautas que llegaban a la luna tuvieron que colocarse pesados zapatos para no flotar sobre la superficie lunar. Había cuatro opciones y sólo el 18,3% de los alumnos dio en la tecla: porque hay poca fuerza de gravedad. En particular, en matemática se buscaba que los chicos comprendieran y dominaran los conceptos de número, figuras geométricas, medidas y estadísticas. En lectura, se priorizó el proceso de dominio de lo leído, con distintos géneros y clases de textos. En ciencia, se hizo hincapié en el reconocimiento de conceptos, su interpretación y la aplicación, y solución de problemas, en temas referidos a los seres vivos, la salud, la tierra, el ambiente y la energía.
Para difundir los resultados, la Unesco dividió el desempeño de los países en cuatro grupos: los que obtuvieron más de 600 puntos (sólo Cuba); los que superaron el promedio en cada prueba (la Argentina lo logró en matemática de 6° grado y lectura de 3°); los que obtuvieron un puntaje similar al promedio (la Argentina en lectura de 6° y matemática de 3°) y los que tuvieron un resultado inferior (los chicos argentinos en ciencia). Al interpretar los resultados, el informe de la Unesco concluyó que los recursos con que cuentan las escuelas contribuyen al rendimiento de los chicos. "Si bien es pequeña la contribución individual de la infraestructura, los servicios básicos de la escuela, el número de libros de la biblioteca escolar y los años de experiencia del docente que aportan al aprendizaje de los estudiantes", señala el documento. También menciona que la segregación escolar por condiciones socioeconómicas y culturales es el segundo factor de influencia en los resultados y que ello se refleja más en lectura que en matemática y ciencia. En la prueba de matemática de 3°, sólo el 10% de los chicos argentinos alcanzó el nivel más alto de respuestas, con un puntaje superior a 621 puntos. En Cuba, obtuvo esa ubicación el 54% de los chicos. Y en los exámenes de lectura, dos de cada tres estudiantes argentinos que integran el nivel más bajo de respuestas correctas (menos de 424 puntos) corresponden a escuelas rurales.
Por Mariano de Vedia De la Redacción de LA NACION
No hay comentarios:
Publicar un comentario